Para aprovechar que estamos hablando de una clase de
Educación Infantil, me gustaría hace hincapié en que trabajar con cuentos es
muy útil en estas etapas si sobre todo trabajamos aspectos del currículo con
ellos. Podemos trabajar con cuentos comprados, hacer nuestros propios cuentos,
e incluso grabarlos y ponerles imágenes para que los niños los vean en la
pizarra digital. Una herramienta que podemos utilizar sería "audacity", con la
que fácilmente podemos grabar nuestro cuento y ponerle una música de fondo
tranquila y adecuada para la historia.
Debemos tener en cuenta que para trabajar el relato
en infantil, el cuento debe tener una serie de elementos básicos que lo
conviertan en un cuento adecuado:
ü
Un marco: introducción del protagonista
y del contexto donde se desarrolla la acción.
ü
Un acontecimiento inicial: la acción que
sirve para poner en marcha el relato.
ü
Una respuesta externa: una reacción
emotiva, que conlleva la decisión del protagonista a tener un comportamiento
determinado.
ü
Una tentativa: acciones para conseguir
el objetivo.
ü
Una consecuencia o consecuencias: el
acontecimiento que señala la consecución del objetivo.
ü
Reacciones: la respuesta interna que
expresa los sentimientos del protagonista sobre el resultado de las acciones.
La moraleja.
Un ejemplo de
un cuento adecuado para trabajar en Educación Infantil, y que contiene todos
los elementos básicos es este:
El castillo de los juegos
En
un pueblecito pequeño, lleno de granjeros y granjeras, vivía Nayara. Este
pueblo era todo verde, con muchas flores y árboles, lleno de diferentes tipos
de animales y grandes terrenos donde cosechar los alimentos. Pero lo que este
pequeño pueblecito no tenía, eran parques para que los niños pudiesen jugar.
Nayara
tenía 8 años, y le encantaba jugar a los papás y a las mamás, pero estaba triste
porque nunca tenía dónde jugar y conocer a oros niños.
Esta
chica tan juguetona y divertida estaba decidida a encontrar un sitio para
conocer a otros niños con los que jugar horas y horas, sin ninguna
preocupación.
Primero
lo intentó en la calle, pero su mamá le advirtió de que en la calle no se puede
jugar ya que hay coches, motos, bicicletas, camiones… y es muy peligroso que
los niños estén corriendo cerca de la carretera.
Después
se le ocurrió que podían jugar en su casa, pero tras un día largo de juegos y
batallas de agua, su mamá le dijo que buscara otro sitio donde jugar en el cual
no hubieran vecinos a los que les molestase tanto ruido.
Así
que un día, después del colegio, Nayara y sus amigos se fueron en busca del
lugar perfecto para niños, sin peligro y sin vecinos a los que molestar. Los
tres amigos se armaron de valor y esperanza y fueron en busca de un lugar
secreto, sin peligro, sin vecinos, divertido y muy grande para que pudiesen
entrar todos los niños que quisiesen jugar. Atravesaron bosques, rodearon
cosechas, cruzaron el río… pero nada. Cansados y exhaustos pensaban ya en darse
por vencidos, cuando de repente, escucharon un montón de risas que venían de un
castillo. Los tres se miraron desconcertados y sonrieron felices. Corrieron
hacia aquel grandioso castillo y al llegar a la puerta intentaron abrirla. Para
su sorpresa, la puerta estaba cerrada, y a un lado tenía un cartel gigante que
decía así:
“SI
ERES UN NIÑO Y QUIERES JUGAR, DEBES DESEARLO Y DEL POMO TIRAR”
- Es la clave para abrir la puerta – Dijo
Nayara
- Tenemos que hacerlo todos a la vez –
Dijeron sus amigos
Así
que se cogieron de las manos, desearon con todas sus fuerzas encontrar el sitio
ideal para jugar, y tiraron con fuerza de la gran puerta del castillo.
Una
vez dentro, estaban tan contentos y admirados de la grandeza de aquel castillo,
que se quedaron sin palabras. Este castillo tenía muchos pisos, grandes
habitaciones, preciosos balcones y coloridos jardines y en el centro, una gran
sala enorme, tanto, que podrían entrar todos los niños del pueblo entero.
Fuera, todos jugaban a montones de juegos diferentes, balón prisionero, futbol
e incluso algunos de los cuales Nayara ni siquiera había escuchado, y
encantada, no pensó mas y fue corriendo a juntarse con todos, decidida a
pasárselo en grande.
Pero
la sorpresa vino con la hora de merendar, cuando aparecieron sus madres, con
montones de cuches y tartas de chocolate. A Nayara no se le podía ocurrir una
tarde mejor de la que ya estaba viviendo, y esa noche, al acostarse, como todas
las noches, llegó la hora del cuento, la historia de una niña consiguió
encontrar el castillo de los juegos y por supuesto, esta vez, era Nayara la que
contaba la historia.
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