viernes, 24 de mayo de 2013

Cuento

Para aprovechar que estamos hablando de una clase de Educación Infantil, me gustaría hace hincapié en que trabajar con cuentos es muy útil en estas etapas si sobre todo trabajamos aspectos del currículo con ellos. Podemos trabajar con cuentos comprados, hacer nuestros propios cuentos, e incluso grabarlos y ponerles imágenes para que los niños los vean en la pizarra digital. Una herramienta que podemos utilizar sería "audacity", con la que fácilmente podemos grabar nuestro cuento y ponerle una música de fondo tranquila y adecuada para la historia.
Debemos tener en cuenta que para trabajar el relato en infantil, el cuento debe tener una serie de elementos básicos que lo conviertan en un cuento adecuado:
ü       Un marco: introducción del protagonista y del contexto donde se desarrolla la acción.
ü       Un acontecimiento inicial: la acción que sirve para poner en marcha el relato.
ü       Una respuesta externa: una reacción emotiva, que conlleva la decisión del protagonista a tener un comportamiento determinado.
ü       Una tentativa: acciones para conseguir el objetivo.
ü       Una consecuencia o consecuencias: el acontecimiento que señala la consecución del objetivo.
ü       Reacciones: la respuesta interna que expresa los sentimientos del protagonista sobre el resultado de las acciones. La moraleja.

 Un ejemplo de un cuento adecuado para trabajar en Educación Infantil, y que contiene todos los elementos básicos es este:

El castillo de los juegos
En un pueblecito pequeño, lleno de granjeros y granjeras, vivía Nayara. Este pueblo era todo verde, con muchas flores y árboles, lleno de diferentes tipos de animales y grandes terrenos donde cosechar los alimentos. Pero lo que este pequeño pueblecito no tenía, eran parques para que los niños pudiesen jugar.



Nayara tenía 8 años, y le encantaba jugar a los papás y a las mamás, pero estaba triste porque nunca tenía dónde jugar y conocer a oros niños.
Esta chica tan juguetona y divertida estaba decidida a encontrar un sitio para conocer a otros niños con los que jugar horas y horas, sin ninguna preocupación.
Primero lo intentó en la calle, pero su mamá le advirtió de que en la calle no se puede jugar ya que hay coches, motos, bicicletas, camiones… y es muy peligroso que los niños estén corriendo cerca de la carretera.
Después se le ocurrió que podían jugar en su casa, pero tras un día largo de juegos y batallas de agua, su mamá le dijo que buscara otro sitio donde jugar en el cual no hubieran vecinos a los que les molestase tanto ruido.
Así que un día, después del colegio, Nayara y sus amigos se fueron en busca del lugar perfecto para niños, sin peligro y sin vecinos a los que molestar. Los tres amigos se armaron de valor y esperanza y fueron en busca de un lugar secreto, sin peligro, sin vecinos, divertido y muy grande para que pudiesen entrar todos los niños que quisiesen jugar. Atravesaron bosques, rodearon cosechas, cruzaron el río… pero nada. Cansados y exhaustos pensaban ya en darse por vencidos, cuando de repente, escucharon un montón de risas que venían de un castillo. Los tres se miraron desconcertados y sonrieron felices. Corrieron hacia aquel grandioso castillo y al llegar a la puerta intentaron abrirla. Para su sorpresa, la puerta estaba cerrada, y a un lado tenía un cartel gigante que decía así:

“SI ERES UN NIÑO Y QUIERES JUGAR, DEBES DESEARLO Y DEL POMO TIRAR”

- Es la clave para abrir la puerta – Dijo Nayara
- Tenemos que hacerlo todos a la vez – Dijeron sus amigos
Así que se cogieron de las manos, desearon con todas sus fuerzas encontrar el sitio ideal para jugar, y tiraron con fuerza de la gran puerta del castillo.

Una vez dentro, estaban tan contentos y admirados de la grandeza de aquel castillo, que se quedaron sin palabras. Este castillo tenía muchos pisos, grandes habitaciones, preciosos balcones y coloridos jardines y en el centro, una gran sala enorme, tanto, que podrían entrar todos los niños del pueblo entero. Fuera, todos jugaban a montones de juegos diferentes, balón prisionero, futbol e incluso algunos de los cuales Nayara ni siquiera había escuchado, y encantada, no pensó mas y fue corriendo a juntarse con todos, decidida a pasárselo en grande.

Pero la sorpresa vino con la hora de merendar, cuando aparecieron sus madres, con montones de cuches y tartas de chocolate. A Nayara no se le podía ocurrir una tarde mejor de la que ya estaba viviendo, y esa noche, al acostarse, como todas las noches, llegó la hora del cuento, la historia de una niña consiguió encontrar el castillo de los juegos y por supuesto, esta vez, era Nayara la que contaba la historia.


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